Quizá en el páramo negro y frío en el que estoy nada ocurra. Puede que todo siga igual, que nada cambie si yo no quiero. Esa escalera al cielo es mi única oportunidad de sentirme humano, de ser feliz.
Sólo hay una cosa que pueda hacer que suba por la escalera. Pero no es viable, ni mucho menos. Está mucho más lejos de mi que todo lo que quiero encontrar, sentir y creer.
Cuanto más tiempo pase, más difícil será subir, pero cada vez que lo intento algo sale mal. Es como si alguien invisible quisiera que me quedara aquí para sufrir cada vez más.
Pero ese alguien no me retendrá, y no hará que me quede aquí sentado sin hacer nada, mientras todo hace un daño horrible y veo como la vida se me escapa de entre los dedos.
Amor, eso que todo el mundo encuentra y que yo busco como si no hubiera un mañana. Eso es lo que hay en el cielo. Pero para llegar a eso, tengo que subir a él. Si no subo, la puerta no se abre. Pero quizá cuando llegue, no esté ahí y tenga que seguir buscando. Nadie me asegura que lo de arriba vaya a ser mejor.
Arriba puedo ser humano, o destruirme totalmente. Aquí abajo, sólo sufro. La decisión está clara, ¿no? Si no muero, me hago más fuerte. Voy a por mi vida.